Uno de los pocos núcleos a los cuales sólo se puede llegar a pie porque no posee pista de acceso. Desde Santaliestra nos llevará una hora y media por un camino de herradura no señalizado que sale de la parte alta del pueblo junto a la carretera.
Situado a 949 metros de altura, está formado por una veintena de casas separadas por eras y calles empedradas. Cuando se abandonó en 1973 por falta de servicios, muchos de los habitantes del pueblo se trasladaron a Santaliestra.
Su etimología nos indica un lugar abundante en águilas (del latín Aquilare).
En 1845 era municipio, hasta que en 1930 pasó a depender de Torruella de Aragón. Posteriormente, se unieron al término de Graus.
Su etimología nos indica un lugar abundante en águilas (del latín Aquilare).
En 1845 era municipio, hasta que en 1930 pasó a depender de Torruella de Aragón. Posteriormente, se unieron al término de Graus.
El conjunto urbano más amplio posee estructura y construcciones tradicionales de la zona, formado por Casa Agustín, Casa Agostina, Casa Cilio, Casa Donicio, Casa Espona, Casa Joaquina, Casa Girón, Casa Lapena, Casa Panet, Casa Puntarrón, Casa Serena, Casa Tomás y Casa Tonet. La Casa Cecilia, datada en 1828, es una de las más interesantes, ya que responde a las características típicas del lugar, con gran portalón, patio abierto y balcón corrido. Junto a ellas, la iglesia parroquial, el cementerio, la abadía, la escuela y la casa de la maestra.
Al sur del pueblo, encontramos Casa Simón, al oeste Casa Casero, y al norte y a una distancia mayor que el resto, las Aldeas de Aguilar, con dos núcleos, Es Camps y La Torre.
La iglesia, bajo la advocación de Ntra. Sra. en el Misterio de su Concepción, es una construcción popular del siglo XVI e inicios del XVII. Cuenta con una sola nave y cabecera plana. Se accede por un pórtico sobre el que se asienta la torre campanario. En el interior, los bancos están marcados con el nombre de las casas.
En sus inmediaciones y en lo alto del monte próximo, está la ermita de San Saturnino, ejemplo románico modificado en el siglo XVII. Las vistas desde este enclave son magníficas, con el valle del río Ésera a los pies.
Las fiestas pequeñas eran para San Andrés y las mayores para la Virgen de septiembre.
Las fiestas pequeñas eran para San Andrés y las mayores para la Virgen de septiembre.
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